Limpiar, higienizar, desinfectar y sanear: 4 técnicas de higiene de las que hemos oído hablar con frecuencia, especialmente después de la pandemia de Covid-19.
Muy a menudo estos términos se utilizan indistintamente cuando se habla de limpieza e higiene, pero en realidad identifican procesos completamente diferentes entre sí y con finalidades distintas.
Conocer estas diferencias es de gran ayuda para poder planificar y poner en práctica las acciones más adecuadas al contexto y a las necesidades.
En breve
Limpieza: consiste en la eliminación de polvo, residuos, suciedad de las superficies; se realiza mediante detergentes;
Higienizacción: consiste en la limpieza a fondo con sustancias capaces de eliminar o reducir los patógenos en objetos y superficies (p. ej., hipoclorito de sodio o lejía);
Desinfección: es el procedimiento que, con el uso de sustancias desinfectantes, reduce la presencia de patógenos, destruyendo buena parte de ellos, pero no del todo;
Sanificación: es la intervención global necesaria para que un medio ambiente esté sano y libre de bacterias, virus y parásitos.
Limpiar
Las operaciones de limpieza son las que realizamos puntualmente en nuestros hogares. Son todas aquellas actividades aptas para la eliminación de suciedad y polvo de las diversas superficies, gracias también a la ayuda de instrumentos físicos o químicos. Pensemos, por ejemplo, en la aspiración con aspirador, la simple limpieza con trapo y jabón, cepillado, desempolvado, etc.
Higienizar
En comparación con la limpieza, la higienización implica la destrucción de varios gérmenes patógenos en la etapa vegetativa. Para hacer esto es necesario usar medios químicos (por ejemplo, desinfectantes) o físicos (como vapor).
La higienización es la actividad que limpia una superficie o un objeto eliminando las bacterias y sustancias nocivas presentes y reduciendo su carga microbiana con el objetivo de hacerlo más higiénico.
La operación de higienización debe realizarse siempre antes de cualquier intervención de desinfección porque la suciedad, rica en microorganismos que se multiplican activamente, puede comprometer la acción de los desinfectantes.
Desinfectar
La desinfección consiste en un conjunto de operaciones que permiten eliminar la carga microbiana de un ambiente, de una superficie o de un instrumento. Claramente, los productos necesarios para la desinfección no pueden ser simples detergentes, sino que deben llevar una etiqueta en la que se declara su eficacia, frente a la matanza de diferentes microorganismos, y la autorización del Ministerio de Salud.
Sanear
La desinfección es un procedimiento de limpieza profunda que apunta a eliminar bacterias y virus tanto de las superficies como en el aire, en contexto industrial o civil.
Es un proceso de higiene profunda que no tiene nada que ver con la simple limpieza y que puede ser implementado solo y exclusivamente por personal especializado y con las debidas protecciones y precauciones.
Las áreas de intervención son diversas: restaurantes y hoteles, oficinas, gimnasios y escuelas, teatros, tiendas y viviendas.
Las ventajas de la sanificación
Las ventajas de la desinfección ambiental son múltiples y garantizan una mejora de la calidad del aire respirado y del nivel de vida. Veamos juntos cuáles son:
- eliminación de bacterias, virus, mohos y hongos
- eliminación de alérgenos (como ácaros)
- reducción de contaminantes químicos y biológicos
- eliminación de olores fuertes (de moho, humo, etc…)
Como sanear
Entre los métodos más seguros, eficaces y ecológicos encontramos la sanificación con ozono, método reconocido por el Ministerio de Sanidad como remedio natural para la esterilización de ambientes.
Ya hemos dedicado otro artículo a este tema, por lo que aquí solo describiremos brevemente las características y beneficios de este excelente dispositivo.
El ozono es un gas natural con poder desinfectante que no solo elimina bacterias, virus, mohos, hongos y ácaros, sino que desinfecta completamente el aire eliminando los olores (como el del humo).
La ozonización debe realizarse cuando el ambiente está vacío porque, aunque sea en cantidad mínima, cuando se libera puede provocar daños en las vías respiratorias.
